Por Pedro Chacin, MBA.
Aquellas personas que han asistido a nuestros seminarios de planificación financiera saben que desde hace mas de 2 años hemos venido alertando acerca de la vulnerabilidad de la economía, y en particular de los mercados bursátiles. Estados Unidos (E.E.U.U.) ha tenido un periodo de crecimiento económico sin precedentes por los últimos 11-12 años. Después de la “Gran Recesión” de 2007-2009 era natural que ocurriera un crecimiento económico importante, el cual ha sido apoyado por políticas fiscales y monetarias que han permitido evitar milagrosamente la parte negativa del ciclo natural de la economía. La historia económica de Estados Unidos indica que cada 9-11 años ha habido recesiones económicas.
Las causas de las recesiones económicas históricamente han sido ocasionadas por guerras, precios del petróleo, terrorismo, pandemias, y también por políticas monetarias y/o fiscales erradas.
El 2020 se inició con una combinación de factores que pudieran llevarnos a una crisis económica profunda y de duración impredecible. Vamos a analizar cada factor por separado y a proponer y evaluar algunos escenarios que se pudieran presentar.
El coronavirus COVID-19
Esta variación del coronavirus se originó en China a finales de 2019, y se expandió a otros países. La Organización Mundial de la Salud lo ha declarado una pandemia. Por definición, una pandemia es una enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región.
Esta enfermedad ha causado enormes trastornos en la economía mundial, afectando a ambos lados de la ecuación oferta-demanda, tanto del mercado de materia prima, como del de productos terminados, así como también el mercado laboral. Al perturbarse las cadenas de suministro de las empresas se afecta la oferta de productos finales. La disminución de la oferta de partes provistas por China ha causado esto, y ha llevado al cierre temporal de fábricas, no solo en China sino también en varios países de Europa. La demanda de muchos productos finales y materia prima por parte de China ha caído considerablemente. Algunos por no ser esenciales y otros por no ser posible su importación y desembarco en China por falta de personal en los puertos.
A nivel mundial, la demanda de transporte para viajes, en el sentido práctico, es nula. Los viajes a países afectados han sido cancelados por la mayoría de las empresas y familias. También muchas convenciones en todas partes del mundo han sido canceladas. El presidente Donald Trump ha prohibido el ingreso de personas no ciudadanas o residentes desde Europa (excluyendo el Reino Unido, por ahora), en adición a la ya existente de otros países (Irán, Corea del Sur, China, e Italia). Esto afectara, aun mas, a la industria del turismo y hospitalidad.
La demanda de petróleo de China, el mayor importador de petróleo del mundo ha disminuido notablemente debido al COVID-19 y ha causado angustia en los mercados financieros. El crecimiento económico anual de China, que ya ha tenido una disminución importante en los últimos años, se verá afectado entre un 1% y 2% en 2020. La economía mundial también sufrirá ya que por cada punto que China pierde el resto del mundo combinado pierde 0.4 puntos porcentuales.
Los mercados bursátiles han experimentado una caída de casi el 25% desde su punto más alto este año, con base en el indicador mas usado que es el Dow Jones. Parte de esta caída, vale decirlo, es de naturaleza emocional, pero eso es parte del riesgo cuando se está en el mercado.
El Petróleo
La producción petrolera de E.E.U.U. se ha mas que duplicado desde 2012, cuando se producían 5.5 millones de barriles diarios (MMBD), hasta superarse los 13 MMBD en 2020, convirtiéndose así en el mayor productor de petróleo del mundo. Esto mayormente motivado por precios altos que permitieron sostener grandes inversiones, particularmente de petróleo Esquisto (Shale oil en inglés). Otros países como Canadá, Brasil, y Noruega también han aumentado su producción, mas que compensando la caída de producción de países como Venezuela e Irán, ambos pertenecientes al renombrado cartel OPEP (siglas en español de Organización de Países Exportadores de Petróleo). De modo que ya antes del advenimiento del COVID-19 existía una presión hacia abajo en los precios por aumento en la oferta y disminución de la demanda, motivando a la OPEP a sostener reuniones que buscaban disminuir producción para mantener precios. Rusia, que no es un miembro de este grupo, desde hace algunos años ha participado en sus reuniones y aceptado sus criterios, hasta ahora.
En la última reunión de la OPEP, con Rusia en ella, Arabia Saudita y la mayoría de los países miembros estuvieron de acuerdo en disminuir la producción en virtud de la ya existente disminución de la demanda de China, pero con más urgencia debido a la proyección de menor demanda aun por el efecto del COVID-19. Rusia no estuvo de acuerdo con esta decisión, lo cual molesto a los sauditas, quienes decidieron aumentar al máximo su producción para así demostrar a los rusos quien tiene el control, y Rusia ha respondido de igual forma generándose una guerra de precios. Esto ha ocasionado una disminución de los precios del petróleo de cerca del 50% comparado al cierre del 2019.
En vista a los altos costos de producción del petróleo “Shale” una disminución de precios menor a los $60 por barril tiene un efecto negativo sobre una porción muy alta de la producción total del país (más del 50% de la producción de EE. UU. es de petróleo “Shale”). A esto hay que agregar que la mayoría de las empresas que producen este crudo son empresas medianas que se endeudaron enormemente para poder desarrollar su producción actual, lo cual se justificaba con precios de $70 y $80 por barril. El grave peligro es que un colapso de estas empresas, con el default en su deuda, puede arrastrar a algunos bancos, generando una crisis financiera
La Política
La política y la economía están inevitablemente entrelazadas. Los gobiernos usan políticas monetarias y fiscales que varían de acuerdo con las posiciones económicas del partido gobernante. La polarización política imperante en los últimos 20 años crea respuestas más pronunciadas del mercado ante la actuación oficial o posibilidades de triunfo de algunos candidatos.
Con base en las lecciones aprendidas de la crisis del 2008, el gobierno de EE. UU. ha tomado medidas importantes para contrarrestar los efectos de los factores mencionados. Se han bajado las tasas de interés; se habla de un rescate a las empresas productoras del petróleo “Shale”, como se hizo en 2008 con las grandes automotrices y con el sector financiero. También se ha instado al congreso a legislar la suspensión temporal de los impuestos de nómina (Seguridad Social y Medicare) a nivel de empleado y de empleador. El presidente Trump ha informado de beneficios fiscales para ciertas empresas e individuos y la extensión de las fechas topes para el pago de impuestos, y ha asignado $50 billones a la administración de pequeños negocios (SBA por sus siglas en ingles) para asistir con prestamos subsidiados a los sectores afectados. La Reserva Federal inyectara $1.5 trillones al mercado de deudas de corto plazo. El Centro de Control de Enfermedades (CDC por sus siglas en Ingles) ha aprobado $8.3 billones para manejar gastos asociados a la prevención y contención del COVID-19, parte del cual ira directamente a cada estado. Esto es gasto adicional que ayuda a la economía local. Otras medidas pudieran beneficiar a las líneas aéreas y de cruceros fuertemente golpeadas por la contracción marcada de la demanda de sus servicios.
El viernes 13 de marzo, el presidente Trump y un equipo de asesores del sector publico y privado se dirigieron al país. Se anunció la declaración de estado de emergencia lo cual permitirá acelerar la implementación de acciones eliminando regulaciones y trámites burocráticos; se comunicaron planes que agilizaran el diagnostico mediante el uso de tecnología, ayudando en el control de la propagación de la enfermedad. También se anunciaron medidas financieras que ayudaran a la estabilización de la economía, y la compra de petróleo barato para fortalecer la reserva estratégica y absorber parte del exceso de oferta. Independientemente de que las medidas vayan a ser efectivas, el mostrarle al público que existe un plan y de que hay cohesión entre el gobierno y el sector privado en su aplicación, transmitió algo de tranquilidad (¿temporal?) a los mercados, lo cual se reflejó en un alza de casi 2000 puntos en el Dow Jones.
Estamos en un año electoral, lo cual incentiva a cualquier gobierno a buscar soluciones que le lleven a las próximas elecciones con el mínimo daño posible. También da incentivos a la oposición a desear que las cosas no mejoren para hacer lucir mal al gobierno. Esto puede ser peligroso a mediano plazo (después de noviembre) y a largo plazo (próximos 5 años). También es importante reconocer que la mayoría de estas medidas involucran mayor endeudamiento, el cual ya es suficientemente alto. Tampoco hemos visto aun el diseño de estrategias de largo plazo para disminuir nuestra dependencia de China.
Por otra parte, es lamentable que la polarización de la política existente nos lleve al punto de que las conveniencias políticas estén por encima de los intereses del país. Vale la pena revisar la historia para encontrar lecciones de bipartidismo que nos demuestran que la política debe terminar adonde comienzan los intereses del país.
Conclusiones
Un escenario muy positivo seria que en poco tiempo se controlara el coronavirus COVID-19 y cesaran la guerra de precios y el mercado se estabilizara en unos 6 meses. La probabilidad de ocurrencia de este escenario en mi opinión es cercana al 0%.
Un escenario intermedio sería el control de la enfermedad, desarrollo de una vacuna y la estabilización de los precios del petróleo en un periodo de 12-18 meses, causando una recesión de menos de 1 año de duración, llevándonos a un retorno a la normalidad y comienzo de un nuevo periodo de crecimiento en unos 24 meses. Este escenario en mi opinión tiene una probabilidad de ocurrir de un 30%.
Un tercer escenario, más probable, es que se controle la enfermedad en unos 12-18 meses, pero los efectos negativos causados a la economía permanezcan por más tiempo, retrasando la estabilización de los precios del petróleo, por la escasa demanda. Esto tendría un efecto negativo duradero, manteniéndonos en recesión por más de 1 año. Las probabilidades de ocurrencia de este escenario las estimo en 50%.
Finalmente un escenario más pesimista seria que aun cuando se controle la pandemia en el periodo prudente de 12-18 meses, lo cual definitivamente ocurrirá, la propagación de la misma alcance altos niveles que pudiera colapsar el sistema de salud, con efectos más devastadores para la economía y que esta situación colabore para una caída más abrupta de los precios del petróleo con el consecuente colapso de las empresas productoras del petróleo Shale, y esto también arrastre a un sector de la banca. Las probabilidades de un escenario como este las estimo en 20%, lo cual pudiera ser alarmista, pero debemos de considerarlo. Esto causaría una recesión aún peor que la crisis del 2007-2009 con una duración mayor a 24 meses.
¿Qué hacer?
Somos partidarios de usar estrategias de inversión conservadoras que garanticen el capital, debido a la volatilidad del mercado. Pero analicemos las opciones para aquellos que están en el mercado
¿Es hora de salir del mercado? Si Ud. piensa que ya tocamos fondo, no solo manténganse en el mercado, si no invierta más.
Si Ud. piensa que los escenarios 3 ó 4 tienen posibilidades de materializarse y tiene más de 55 años, definitivamente debe evaluar salir del mercado, o al menos diversificar más el riesgo ya que este continuará su descenso, perdiendo aún más, y no tendrá chance de recuperarse antes de necesitar su dinero. Esto aplica por igual a dinero que se encuentre en planes de retiro calificados como 401(k) IRA, y otras variaciones, así como a dinero en cuentas después de impuesto.
¿Es hora de entrar al mercado? Si Ud. piensa que ya tocamos fondo, entonces es momento de arriesgar un poco (solo un 10-20% de su portafolio).
Estrategias indexadas que garantizan el capital con protección ante caídas y limitación en las ganancias siempre funcionan en el largo plazo.